jueves, 30 de enero de 2014

Peter Jackson es el principal responsable de mi fama demoniaca

Ayer me junté con mis besties y, entre el pelambre a conocidos comunes (o no) y el nuevo concurso "¿Quién quiere tener la vida más miserable?", hicimos un paréntesis para comentar la segunda película de El Hobbit. Como la idea central de este post no es rasgar vestiduras por el relleno ordinario de esta película que esperaba con ilusión y ojitos brillantes, solo voy a dejarles una lista de títulos alternativos que se me ocurrieron antes de pasar a nuestro tema de esta noche. Se la pueden saltar si no la vieron, o no leyeron los libros, o si quieren saltársela:

- Las aventuras de Bardo y familia.
- Los caballeros las prefieren colorinas.
- Esgaroth contra el alcalde inventado.
- Orcos: Re-evolution.
- ¿Quién no odia a Thranduil?
- El elfo: La sobreaparición de Legolas.
- ¡Hey! ¿Dónde está mi hobbit?

El punto es que esta no es la primera cochinada que me hace Peter Jackson y creo que no podré sentirme plena hasta que lo denuncie públicamente. En mi tierna pubertad, conocí el maravilloso mundo creado por Tolkien gracias a la (para mí absolutamente marciana) costumbre de mi hermano de tener libros en baño. O sea, no los llevaba, los tenía ahí tirados por meses, cosa que a mis cortos 10 años ya me daba un ocasional ataque TOC anoquéatrósevanahumedecer. Así que un día agarré el libro gordo ese que tenía un paisaje osom y un mago en la portada y me lo robé... de hecho, está en el librero del living, gracias, hermanito :)

Desde entonces quedé pegada como chicle a suela con el mundo de Tolkien, así que a nadie le sorprenderá que haya ido al estreno de las 3 películas de El Señor de los Anillos (para los curiosos, no, no fui disfrazada). Y, como mis amigos no compartían el fanatismo, fue en una de estas señaladísimas ocasiones -como a los 13 o 14- que me tocó ir sola al cine por primera vez. O al menos llegué sola, porque en la cola afuera del cine me empecé a hacer ojitos con un muchacho que ya en la segunda fila, dentro, se acercó a hablarme. Vimos la película juntos y después tuvimos una improvisada cita comiendo dulces y mirando las cosas LOTR-related que había en el hall del cine Hoyts. Intercambiamos mail, teléfono y nos despedimos. Hasta aquí, una dulce historia de romance adolescente.

Entonces llegó la segunda salida.

En ese tiempo iba los sábados en la mañana al taller de teatro que había en el colegio de un amigo, así que le pedí al chiquillo este, que mantendré en el anonimato básicamente porque no me acuerdo de su nombre, que me fuera a buscar allá a la salida. Obviamente la idea era que mis amigos del taller pudieran verlo y pelar opinar después. Craso error. En cuanto vi la figura flacuchenta con unos anteojos de sol que antes había encontrado shúper misteriosos y ahora solo parecían haber sido robados a su moribundo abuelo flaite, sospeché que había puesto alguna droga en mi pop-corn o que me había intoxicado con coca-cola cuando lo conocí. No había otra explicación para que se me hubiera ocurrido la peregrina idea de volver a encontrarme voluntariamente con la persona más fome, desabrida y sin conversación del hemisferio sur. Onda, me repelía tanto que hasta su olor lo encontré desagradable -no era hediondo así tupper-sucio-encontrado-en-un-bolso-una-semana-después-hediondo, solo me molestaba- y cuando me trataba de abrazar solo pensaba en que la piel de sus brazos de hilito parecía la de un ahogado, por lo blanca y blanduchenta. Gross.

Ni siquiera voy a detallar la fracasada cita, porque debo haber bloqueado los detalles. Solo contarles que tipo 12, cuando mi familia debía estar haciendo sobremesa del desayuno, me escapé jurando que tenía que ir a almorzar. Pasé medio camino a mi casa gritando "¡DEJA DE SEGUIRME!" después de que tratara de darme un beso como respuesta a nuestro no muy mutuo acuerdo de no vernos más.

Como un mes después, humanoide, que se había tomado literal lo de que el show debe continuar, me llamó. ¿Para decirme que sorry por despedirse acosadoramente? ¿Para confesar entre lágrimas que su vida no tenía sentido sin mí? ¿Para decirme que se me había quedado un chaleco en su bolso? No, señores; el paaaaahbrecito me llamó como último recurso para salir de una desesperada crisis vital. Resulta, me contó, que desde que nos habíamos visto por segundayúltimavez, todo le había salido mal en su vida. Por eso, le pareció lo más razonable -porque, cito: "como eres gótica y te gustan los vampiros"- preguntarme si le había hecho magia negra...

No lo estoy inventando. MAGIA NEGRA, POH, HUEÓN.

Debería haberle dado instrucciones para sacar el gallo muerto que había enterrado en su patio a medianoche, pero en el momento quedé tan shockeada por la estupidez humana que no se me ocurrió.

Obviamente ahí fue que, sin darme cuenta de la relación en mi inocencia juvenil, empecé a decirle al cuco "mi tío Sata". Como en:
- Oye, Camiji, ¿de qué era el trabajo de religión que hay que entregar mañana?
- De esa parte donde Jesús va al desierto y mi tío Sata lo tienta.
Evidente, da-ah.

Menos debería haberme sorprendido que años después un amigo, que le pone nombres de animales a todo el mundo, decidiera que no había ningún animal que me reflejara y empezara a decirme diabla, demonia, satánica o Satan-in-a-dress. Debo decir que en cierto grupo de gente el chiste pegó y todavía prefieren decirme así antes que por mi nombre.

Mi amigo dice que me veo así.

Así que, gracias, Peter Jackson, por no solo hacerme botar plata para ir a ver tu invento que no se parece nada a El Hobbit en 3D, sino que cargarme con una colita en punta de flecha por la eternidad. La dura, te pasaste.

P.D. Mi sobrina mayor, cuando tenía como 4 años, me dijo que yo tenía el alma negra. No comments. Bueno, ustedes sí hagan comments y compartan, o voy a sacrificar vírgenes en su mesa del comedor.

martes, 28 de enero de 2014

sábado, 25 de enero de 2014

Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que tire la primera botella

En el colegio yo era una niña bien (bien perna), así que no tomaba ni fumaba ni bailaba apretadito. Ok, sí fumaba, pero no bailaba ni suelto ni apretado porque era tiesa como una tabla de madera nativa, no de cholguán, y estaba traumada -los 3 estadios que asentaron mi trauma en un próximo post-. Y definitivamente no tomaba.

Entonces vino la mayoría de edad, la U y el livin' la vida loca.

Rápidamente descubrí que no pasaba ni chela ni vino ni pisco, porque en realidad el puro sabor del copete ya me daba asco, así que una voz me habló en sueños para asegurarme que lo mío era el vodka. Pobreperodelicá. Lo bonito del vodka era que con jugo pasaba piola, lo que generó un montón de situaciones (ahora) chistosas, como cuando vivía con una amiga y quedamos las dos tan ebrias con los "traguitos" que tomamos antes de salir a bailar, que se nos quedaron AMBAS llaves adentro del departamento y tuvimos que llamar (más ebrias) a un cerrajero a la mañana siguiente. El caritativo trabajador nos cobró 15 lucas por PASAR UNA MICA por el lado de la puerta. Otra vez, tomando con la Lauris -quien, además de ser mi mejor amiga, es universalmente conocida por su sempiterno comentario acerca del vodka-naranja que "parece puro juguito" aunque tenga sabor a colonia- encontramos que el mejor panorama era dejar botada la película que estábamos viendo para que me depilara los brazos con cera en la mesa de la cocina. En un halloween memorable terminé durmiendo la borrachera segura de que compartía el colchón con una amiga, para despertar a la mañana (tarde) siguiente al lado de una pelá con pinta de okupa que nadie sabía cómo había llegado al carrete. Por mencionar algunas.

Hay combinaciones y combinaciones en el siempre sorprendente mundo del alcohol. Vodka + cerveza es, por ejemplo, una dupla ganadora. Obviamente no juntos, wíshili, sino intercalados: vaso de vodka, lata de cerveza, vaso de vodka, lata de cerveza, vaso de vodka, lata de cerveza ad infinitum. Especialmente recomendado para quienes quieran mantenerse toda la noche nicemente arriba de la pelota sin que peligre su dignidad. El problema es que me había curado tantas veces con vodka que me terminó pateando, hasta que los cielos se abrieron y bajó a mis manos un elixir de los dioses en forma de kem piña + vino blanco -mezcla que creo que tiene un nombre, pero como Mijiland es un universo paralelo, nunca lo logré retener-. En mi inocencia juvenil, creí que había encontrado la cura para el SIDA o, al menos, mi nuevo copete favorito. Ternurita. Después de 2 días seguidos el malestar y la caña causadas por esta falsa ambrosía fueron tan terribles que, sumados a mis decepciones alcohólicas anteriores, decidí, redoble de tambores, dejar de tomar.

Sí, leyeron bien; no tomo. Pero aclarémoslo: No soy una alcohólica en recuperación ni creo que el copete sea la causa de la desigualdad social, el hambre en el mundo ni los pelos en las piernas. Solo no me gusta el copete. Me cae físicamente mal, es caro, tiene muchas calorías y jamás me gustó de sabor. Aparte de que no lo necesito para desinhibirme o pasarlo bien, porque soy la típica hueona a cuya amiga le preguntaban en los carretes "oye, ¿tu amiga está borracha?", "no, siempre es así :)". Igual ocasionalmente puedo tomarme un trago, pero en estos 2 años y tanto son pocas las veces que me han dado ganas de empezar uno y menos todavía las que he llegado a terminarme el vaso. No sé, llámenme loca, pero encuentro que mi postura es bien razonable.

El resto del mundo no.

Ilustro. Imagínense la siguiente escena:
- Oye, ¿querís un puchito?
- No, gracias, no fumo.
- ¡¿¡¿POR QUÉ NO?!?!

O esta otra:
- Oye, ¿querís un pito?
- No, gracias, no fumo marihuana.
¡¿¡¿POR QUÉ NO?!?!

O bien:
- Oye, ¿querís una línea?
- No, gracias, no jalo.
¡¿¡¿POR QUÉ NO?!?!

Estúpido, irreal -a menos que tengas 15 años en una película gringa de destrucción adolescente-, inexplicable. Y, en cambio, yo tengo que dar todo el discurso pidiendo perdón y tirándome guata para arriba como un perrito sumiso cada vez que digo que no quiero un copete. Why, God, why.

Otra hueá qué no logro entender es que me hayan preguntado más de una vez al saber que soy prácticamente abstemia. "Pero, ¿nunca sales a tomar algo? ¿Con tu pololo, con tus amigos, no?". No, hueón, si cuando flota en el aire el término "tomar" me meto debajo de la cama con un vaso de leche tibia y le tiro escupitajos en la cara a quien trate de sacarme... Just for the record, no tomar NO significa no carretear, no salir o no tolerar que otros tomen en mi presencia.

Ya, iba a pensar un final como chistoso para este, mi primer post post, pero me dio lata. Así que sean nice, imagínense que dije algo hilarante y ríanse igual. O comenten. O compartan en Facebook. De preferencia, todas las anteriores.

martes, 21 de enero de 2014

Una Camijister siempre paga sus deudas

Tengo como una relación de amor-odio con los blogs, sólo que menos intensa, como de measustaperomegusta. Este es otro de una larga serie de engendros compuesta por, si no me equivoco:
- 1 fotolog, donde escribía o pegaba letras de canciones y ponía cualquier imagen shúperdarkS y alguna perdida foto mía shúperdarkS con efectos chanta, porque era gótica y gorda y odiaba las fotos.
- 1 blog de la misma época shúperdarkS donde debo haber escrito onda 2 veces sobre mis intensas penas de amor de los 14 años.
- 1 blog que duró largo tiempo, pero en el que dejé de escribir porque fue un tiempo dark for real, tan depresivo que ahora que soy rosada y feliz lo miro y me dan ganas de llorar.
- 1 blog donde subí el cómic basado en La Celestina que hicimos con mis amigas de la U para un ramo.
- 1 blog con una sola entrada que hicimos con mi mejor amiga para pelar a la gente de la U desde la cobardía del anonimato, pero nos dio paja continuar y después lo olvidamos.
- 2 blogs (porque soy estúpida y se me olvidó la contraseña del primero) que jamás dejé que llegaran al conocimiento de mi familia y amigos. No les diré por qué para hacerme la misteriosa.
- 1 blog "pink" para ir en contra del tan darkS que tenía antes. Pero separar por "escribo en este porque estoy de buen/mal humor" me terminó dando paja.
- Varios más que no prosperaron más allá del título.

Y como yo no aprendo, aquí va otro. Originalmente lo había pensado para subir mis dibujos de las "Camiji's Chronicles", como prometí por FB hace meses, pero en verdad voy a meter todo lo que se me ocurra, porque para eso es mío. Y así quizás no lo abandone.

Anuncio publicado el 19 de agosto del año pasado. La responsabilidad y puntualidad me caracterizan.