martes, 30 de junio de 2015

Hey, tú, profe flojo


Hoy dije filo y dibujé y saqué una foto ordinaria con el cel. So what. Es que le tenía un mensajito a los profes "de vacaciones" frente a la Moneda.


martes, 11 de noviembre de 2014

50 Lupicosas


Ya sé, ya sé; les debo (¡holi, 2 lectores!) la tercera parte de mis crónicas trabajísticas y un montón de viñetas (mi scanner está malo, pero en cuanto tenga un número razonable listo F las escaneará desde la pega). Pero es mi obligación obedecer al mujerrompeelsilencio y hacer un paréntesis para contarles sobre la nueva habitante de Mijiland. He visto en varios blogs estos posts de “50 cosas sobre mí”, pero como las Camiji’s Chronicles son TODAS sobre mí, voy a aprovechar el formato para que conozcan a la Lupe.

Guadalupe “Lupe” Antonia del Olimpo G. R.*
I'm sexy and I know it.


1. Aunque la gente en la calle se empeñe en decirme chihuahua, gato y hasta ratón (¿y voh te creís muy lindo, chuchetumare?), soy una yorkshire terrier de pura cepa. Apuntaré levantando la patita en actitud cazadora las veces que sea necesario para probarlo.

2. Mis papás biológicos se llaman Hera y Zeus, por eso yo soy del Olimpo.

3. Tengo la mala costumbre –que mis papás están combatiendo ahora- de saltar a morderle juguetonamente la cara de la gente cuando ando muy intensa. Beware.

4. Me encanta dormir al lado del ventanal, por el lado de afuera de la cortina. De hecho, encima del final de la susodicha cortina, así es más blandito.

5. Sé perfectamente que hay que ir al baño afuera, pero a veces me hago pipí adentro y me escondo con cara de culpable para que no me pillen. Mis papás me compraron un bañito, pero sólo lo uso cuando estoy sola en la casa. Estamos trabajando para usted.

6. Dicen que soy mañosa sólo porque me rehúso a comer pellets secos. Me los tienen que dar mezclados con un poco de comida mojadita, aunque en la casa de mis abuelos me porto bien y me conformo con que les echen un poco de agua.

7. Si quieres que seamos amigos, déjame tranquilas las patas traseras. Cada vez que me las cepillan hay peligro de que estalle la tercera guerra mundial.

8. Después de mis papás, mi persona favorita es mi abuela materna, que me crió hasta los 4 meses.

9. Ahora que tengo mejor autoestima, me defiendo cuando vamos a ver a mi familia biológica y mi hermana Ámbar me trata de sacar impunemente la cresta como antes. A veces hasta empiezo yo a morderla. La venganza es un plato que se sirve frío.

10. No crean en los mitos sobre mi raza; me encantan los niños y dejo que me agarren como peluche tranquilamente. La otra vez había una guagua llorando en la plaza y fui a consolarla de motu proprio.

11. La orden “sit” ya no tiene misterios para mí; me siento a la orden cuando vamos en ascensor, cuando me dan la comida y cuando me pongo a rasguñar como si no hubiera un mañana porque quiero subir a la cama. Si dejan de saber de mí, será que los rusos me llevaron porque mi intelecto aquí se estaba perdiendo.

12. Cuando tenía pocos días de vida me agarré una bacteria que me pudrió la cola (literalmente; se me cayó sola cuando la veterinaria la tocó) y se me torció una pata trasera que me tuvieron que vendar para que creciera derecha. I’m a survivor. 

13. Por eso no tengo cola (nada de nada; nunca sabrán si estoy contenta) y una uña de la pata me crece para el lado.

14. Antes de que llegara a la casa, mis papás me compraron una bolsa enorme de galletas para perros. Obviamente, las primeras semanas ni las pescaba. Ahora, cuando me digno a hacerles caso, prefiero destruirlas y dejar miguitas por todas partes antes que comérmelas.

15. “A tu cama” y su paralelo “a acostarte” son ley para mí; me voy derechito (aunque a veces leeeento porque no quiero) a mi caja.

16. Las mismas órdenes sirven para cuando me despierto en medio de la noche y me pongo a llorar porque temo que mis papás hayan sido abducidos mientras dormía. Un “Lupe, a acostarte” y vuelvo a dormir como un peludo angelito.

17. Reconozco la palabra “papá” (pero probablemente no “mamá”). Cuando tocan el timbre siempre ladro, pero si mi mamá dice “Lupe, es el papá” cambio el ladrido por lloriqueos de emoción.

18. El ruido de los electrodomésticos como aspiradora, batidora o secador de pelo ni me inmutan. Excepto si es para secarme a mí después de bañarme (cosa que también odio, por cierto). Aléjenme ese aparato infernal.

19. Me sé perfectamente el camino del parque a la casa y cuando me aburro de pasear tironeo para devolvernos. El único problema es que cuando vamos por la vereda paro cada vez que pasa una persona, un auto, una hojita o aletea una mariposa al otro lado del mundo.

20. Mi lugar favorito en el universo es nuestro sillón, sobre todo encajada en el milímetro que hay entre mi mamá y mi papá. Ahora que estoy más grande logro subirme sola como el 85% de las veces.

21. ¿Cachan eso de los búhos y las alondras? Yo soy claramente búho; hasta las 4pm me despierto sólo para comer, beber e ir al baño, si me obligan. Encuentro que a las 11.30pm es lejos el mejor momento para correr, jugar u descargar toda mi energía.

22. La seguridad es lo primero. Por eso jamás he tratado de morder un cable. Como diría mi abuela materna, yo soy hueona un ratito y el ratito ya pasó.

23. Soy la mejor compañera de siestas del universo. Ocupo poco espacio, dejo que me muevan según la necesidad sin inmutarme y puedo dormir horas de horas sin parar para no dejarte solo.

24. Una vez corrí hueonamente al ascensor cuando se estaban cerrando las puertas y me agarraron. Mi mamá chilló con ataque de histeria y me salvó, aunque yo nunca caché por qué se asustó tanto, si no me pasó nada.

25. Tengo una tendencia estúpida a escapar de la mano que se me acerca. Por ejemplo, cuando pido que me suban a la cama, huyo en el momento en que me van a tomar para cumplir mi deseo. O cuando me acerco a la gente en la calle porque quiero ser su amiga, escapo cuando finalmente me van a hacer cariño. Mis papás todavía no encuentran chistosa la vez que me soltaron la correa en el parque para enseñarme a ir de uno a otro cuando me llamaban y yo iba pero no me dejaba agarrar :D so much fun.

26. Mis papás dicen que soy superdotada, pero que tengo issues sociales. No entiendo por qué a veces me llaman Amy Farrah Fowler.

27. No como comida humana. Ni molesto para que me conviden cuando están comiendo. De hecho me acostumbré a estar en el suelo o en mi caja mientras mis papás comen, y voy a pedir permiso para acompañarlos cuando veo que ya terminaron.

28. La forma de mi bigote hace que no tenga la típica boca con forma de 3 como la mayoría de los perros. Yo tengo una línea recta que hace que me parezca extrañamente a un muppet.

29. Mi sueño es ser una pieza de rompecabezas para poder encajar cada milímetro posible de mi cuerpo con el de mi mamá cuando me acuesto a su lado. Don’t stop believing.

30. Tengo las cosas bien claras: me encanta regalonear con la mamá y jugar a lo bruto con el papá. De hecho el otro día se me enganchó un colmillo en su nariz y lo dejé sangrando. Sorry, daddy <3

31. Tengo un talento aún poco explotado para bailar. En mi repertorio figuran “un movimiento sexy” y una serie de canciones hip-hop de mi autoría.

32. Me porto regio cuando voy de visita. He estado en un cumpleaños infantil, una celebración de título y varias partidas de rol, entre otros, y me dedico a intrusear un poco y dormir upita. Soy el alma de la fiesta.

33. Para ser bella hay que ver estrellas. Por eso mi rutina día por medio incluye cepillado completo, lavado de dientes, limpieza de ojos con gasa y de orejas con vaselina. No es fácil ser una top model.

34. Me dan pánico las motos, los camiones y las micros. Si pasan cerca de mí trato de huir o me quedo congelada hasta que se hayan ido.

35. Me fascinan perseguir a los pajaritos en la plaza. No importa si son palomas casi más grandes que yo; siempre gano.

36. Tengo un poco de síndrome de Diógenes; mi mamá tiene que levantar mi cojín para rescatar los juguetes y calcetines que voy acumulando durante el día antes de acostarme.

37. Soy una facilona y besuqueo cuando me dicen “beso”. No necesitan ni comprarme una piscola.

38. Me emociono tanto cuando termino de hacer caca que me pongo a correr en círculos histéricamente, con peligro de pisar el recién nacido surullo. Sacar la bolsa, recoger el mojón y botarlo al basurero son deportes extremos para mis papás.

39. Soy una maestra de la lingüística. Por ahora entiendo las palabras/expresiones Lupe (y variantes), no, sit, a tu cama/a acostarte, papá, beso, vamos, venga, te callas (la entiendo, pero me hago la hueona) y off (“sal de encima porque me huevea que me rasguñes/muerdas/chupes en este momento”). Estamos trabajando en LEFT (“deja de tironear para adelante/quedarte pegada atrás y camina a mi izquierda a una velocidad razonable”), pero parece que con esta nos vamos a demorar.

40. Sobre mis pequeños hombros descansa la misión de ser la sombra de mi mamá. La sigo por todas partes y cuando va al baño o se ducha, me acuesto en la puerta vigilando como un cancerbero. Aunque a veces me quedo dormida. Hey, al menos ya (casi) no lloro ni me hago pipí de soledad mientras la espero.

41. Soy una diva, por eso me encantó que mi papá descubriera que tengo nuditos en los hombros y espalda y procediera a hacerme masajes porqueyolovalgo. Paris Hilton, he venido a destronarte.

42. Nací el 10 de junio de 2014, así que ya tengo la nada despreciable edad de 5 meses. Mis papás parece que no entienden que soy prácticamente una púber y me siguen tratando como si tuviera 4 y medio. Qué achró.

43. Tengo una relación de amor/odio con mi arnés; me emociono cuando mis papás lo pescan porque significa que vamos a ir a pasear, pero al momento de ponérmelo lucho como poseída porque yo quiero ser libre como el viento.

44. Mis papás descartaron el set collar/arnés de Union Jack por uno de cebra con bordes rosados porque era más de niñita. A pesar de eso mi identidad de género sigue siendo puesta constantemente en entredicho por la gente en la calle que asume que soy macho.

45. I’m a great listener. Cuando me hablan miro a la cara y giro un poquito la cabeza hacia el lado mostrando mi completa atención.

46. Respondo a mi nombre y a múltiples variantes que contengan la sílaba “up”. Guadalupe, Lupe, Lupi, Lupita, Chupe, Chupo, Guatachupe, Cachilupe, todo vale.

47. Me encanta ayudar a mis papás a secarse cuando salen de la ducha chupándoles las piernas.

48. Me daba terror andar en micro hasta que descubrí que podía mirar por las ventanas. Cuando caché que se abrían y entraba airecito, conocí una nueva forma de felicidad.

49. Soy tan poco fotogénica como mis papás. En serio. Soy menos fea en vivo y en directo.

50. No entiendo por qué mis papás no comparten mi idea de un paseo perfecto: tironear como loca hasta el árbol más cercano para ir a olfatear pipí ajeno y después rehusarme a seguir caminando hasta que vea otro árbol en la lejanía y vuelva a tironear.


*Los apellidos han sido omitidos para resguardar la privacidad de la entrevistada.

jueves, 16 de octubre de 2014

El estúpidoysensualtrabajoremunerado y las ganas de vivir II


Aviso de utilidad míjica: He cachado, releyendo algún post, que hay varios errores de tipeo locos por ahí. Como tengo el Chrome configurado en inglés, me pone gusanitos rojos debajo de todo lo que escribo y no me doy cuenta, así que, si pilla alguno, por fa avíseme para arreglarlo ;)

Evidentemente, usted es un lector abnegado, fiel seguidor de este blog contra viento y marea, así que obvio que ya leyó la primera parte de mis experiencias trabajísticas (que no trabajólicas). Básicamente, como nadie subsidia mi ideal de flojeo anárquico, me inicié en el mundo laboral con una pega estable y apitutada y después huí hacia una rebelrebel. Cuando descubrí que no podía mantenerme a pura propina, mi peregrinaje peguístico continuó con:

La nichichanilimoná













En un momento del 2012 decidí hacer valer mi título, que bien carito me había costado sigue costando, y así llegué hasta un preuniversitario de cuyo nombre no quiero acordarme decidida a guiar mentes juveniles por la senda del saber. El comienzo no fue exactamente ideal, porque me tiraron a los leones sin una miserable capacitación de veinte minutos. De hecho, mi ternura característica me llevó a preparar casi que con cronómetro mi primera clase, sólo para descubrir que el calendario se había gilculeado y que esa ya la habían hecho. A los leones, poh, hueón. Considerando que podía trabajar los días y la cantidad de bloques que quisiera, que me daban el -penca- material preparado y no había que corregir nada, era bien ideal el tema para alguien con nula vocación docente como yo. El problema era, adivinen... la gente. Es que HUEÓN, la dura que no entiendo cómo tener capacidades sociales "normales" -onda, levemente superiores a las de un repollo- puede ser tan increíblemente anormal. Desde el freak que no entendía mis indirectas (- tienes facebook? - NO - y twitter? - TAMPOCO) y gesticulaba igual que Lolo de 31 minutos hasta alguien cuya higiene hacía que los medievales parecieran obsesivo-compulsivos, pasando por el evangélico que me predicó en la micro y luego renunció para pasar más tiempo con sus sobrinos y el rubio teñido que, según los rumores, era swinger... básicamente, la hueá era un circo. OK, la verdad no me fui por los compañeros extremadamente socially awkward y carreteros (la verdadera razón en el tercer capítulo y final), pero digamos que es una hueá que no extraño. Sólo conocí a dos humanos que estoy realmente segura de que lo son, y todavía somos amiguis :) F., K., u rock.
Puta, tengo ene anécdotas hueonas de esta pega, pero no voy a eternizar el post. Cuéntenme si quieren más detalles para alguna entrada futura.

Pros: Horario elegible (que no flexible), fácil, bonos, aguinaldo, sueldo decente y a tiempo, licencias.
Contras: Odio por la gente, sueldo random e ínfimo, look respetable (al final), lejos de mi casa, quedar cesante entre noviembre y abril, horas muertas interminables entre bloques o cuando los alumnos no llegaban.
Ganas de vivir: 1


La under qualified















Sí, leyeron bien; en el preu teníamos unas laaargas vacaciones... sin goce de sueldo :) Por lo tanto ese verano (duré un año y medio) tuve que buscar otra fuente de ingresos en espera de mi subsidio anárquico. Por suerte tenía mis contactos, porque voh cachai, soy shúperloca y me muevo en el mundo intelectual (not), así que por intermedio de amigos llegué a un instituto de español para extranjeros. La raja, ¿o no? Sonaba súper shori, me quedaba cerca y, OH MILAGRO DEL SEÑOR, iba a trabajar con gente que me caía bien. Además había hecho un curso de ELE (Español como Lengua Extranjera, para los no iniciados) en la U, así que estaba siempre lista a lo scout... just that I wasn't. Ya con las primeras clases caché que mi blabla del preu y mi amor por la gramática (no es hueveo, la gramática del español es la zorra! *ñoño mode: OFF*) no eran suficiente para poder enseñarle ni una hueá a nadie. Se me hacían eternas las clases que no sabía con qué rellenar, y eso que llegaba tarde casi siempre, y las clases de la tarde de conversación libre eran una tortura china. No sé cómo chucha logré aguantar como un mes sin que me echaran, pero lo achaco a que en verano tenían muchos alumnos y que soy buena ondi. En serio, yo tengo una razonable dosis de autoestima, y huí tan pronto pude porque tenía ganas de que me quedara un poco.

Pros: NO ODIO POR LA GENTE :D, horario elegible (que no flexible), filo con el look, me podía ir en bici desde mi casa, enseñar garabatos y ordinarieces.
Contras: Más difícil que la conchemimare, sueldo random e ínfimo, look respetable (al final), mi autoestima y orgullo profesional pal hoyo.
Ganas de vivir: 0


¿Y qué pasó después, Camijiiiii? ¿Te fuiste a una comunidad jipi donde haces truque con pan integral amasado por tus propias manos?
Tranquilein, John Wayne; la respuesta a esta pregunta que los tiene al borde de la histeria (eh... no?) en la última parte de esta trilogía.


sábado, 27 de septiembre de 2014

El estúpidoysensualtrabajoremunerado y las ganas de vivir I


Nos vamos a saltar la parte donde digo "puta, sorry, llevo siglos sin postear", básicamente porque:
1) A nadie le importa.
2) No tengo excusas, fue just because.
3) Si es usted un seguidor constante y fanático de este mi blog, se habrá dado cuenta de que es normal y no va a dejar de pasar.

No-disculpas hechas y aceptadas, pasemos a lo nuestro.


Yo soy un espíritu libre, que libremente desearía pasar el 90% de los días de su vida durmiendo, leyendo y engordando sin culpa a golpe de sushi y chocolate. Pero como el mundo no entiende mi alma anarquista que se niega a sucumbir a las presiones de esta sociedad de consumo y del quedirán, me he visto obligada a pecar y pisotear todos mis principios. Kindda. Porque sucede que el Estado no le da pensiones de invalidez flojeril a la gente que, como yo, nació para ser una artista incomprendida y fashion victim a partes iguales subsidada por los impuestos de los demás o, mínimo, por la herencia de un tío-abuelo millonario de esos que sólo existen en las comedias gringas de los 90. Ergo, tengo que trabajar. Y sucks, aunque me he esforzado por encontrar una pega que no me quite demasiado las ganas de vivir. Hagamos una revisión de las pegas en las que he caído:


La apitutada con contrato, horarios y estabilidad laboralS


Mi primer trabajo serio -dejemos de lado ese tiempo universitario en que trabajé los domingos en una pastelería, fui babysitter y fracasé rotundamente en el mundo de vender comida en la U- fue cuando estaba egresada de Letras, esperando la titulación, en la biblioteca de un colegio lais y me duró menos que un candy. Y no porque me hayan pillado desapareciendo libros importados en mi bolso -que ganas no me faltaban-, sino porque rápidamente descubrí que la rutina era mi asesina. Llegar al alba (era un colegio, ¡ENTRABA A LAS 8!), tener que vestirme decente -lo que incluía, tortura china, sacarme el discretísimo piercing de la ceja cada puta mañana-, sentir que mi pega la podía hacer cualquiera que no fuera analfabeto y que yo me había endeudado hasta la tercera edad para pagar la u, todo eso me colapsaba, Pero, sobre todo, no soportaba a la gente. Así de encantadora soy. Tener que almorzar en el casino rodeada de expats angloparlantes con pinta de modelos de Calvin Klein, fanáticos del trekking y la ebriedad, era superior a mí. Creo que ha sido el único ambiente donde, aunque mi jefa directa y mi compañera eran todas nice, todo el gritonismo, chuchetismo y barsedad que me caracterizan murieron un poquito.
Mi hermana, Negra Mayor, probablemente no sepa que me dio uno de los mejores consejos que he recibido en la vida (al pillarme en plena crisis histérica NOQUIEROIRATRABAJARMAÑANA): si tanto te afecta, renuncia. No renové el contrato, por mucho que me intentaron disuadir (flores, flores, muajaja), y huí pilucha gritando FREEDOM (not) con plena conciencia de que la oficina, las 45 horas semanales y la estabilidad laboral claramente no eran para mí.

Pros: Sueldo fijo (y a tiempo), fácil, contrato, licencias, vacaciones.
Contras: Odio por la gente, horario rígido, fomedad absoluta, look respetable.
Ganas de vivir: -100000


La yosoyrebeldeporqueelmundomehizoasí


Espantada (probablemente para siempre) por los trabajos de adultoresponsable, opté por romper mis cadenas y entrar al mundo del entretenimiento nocturno. No, no fue como bailarina exótica, porque me hubieran echado a verdurazos, sino simplemente sirviendo mesas en un pub. O sea, algo así. Los primeros meses (estuve 5), recordé mi absoluta ataxia y descoordinación al llevar bandejas llenas de copete. La dura, la próxima vez que ustedes y 5 amigos más vayan a tomar, valoren al que les sirve, miren que las bandejas pesan harto y si se levanta el vaso incorrecto en un momento poco propicio, es casi imposible que no termine todo en el suelo. Y díganles holacómoestás y déjenles al menos el 10% de propina. No es tan difícil. Pero como además de mi torpeza natural no debemos olvidar que ODIO A LA GENTE, pronto descubrí que prefería esconderme en la copería (a.k.a. donde se lavan los platos/vasos, que no es la cocina) a secar platos mientras mi amigo punketa tatuador lavaba y me tiraba agua antes que tener que sonreírle a los clientes jotes. El problema es que, tiempo después, decidieron que un talento (¿?) como el mío no se podía desaprovechar copuchando en 1 metro cuadrado de suelo sempiternamente empapado, así que tuve que vestirme decente (no otra vez!) y pararme en la puerta a tener bronconeumonia y recibir a la gente. Gente que, obvio, no era capaz ni de saludar cuando les abría la puerta.

El paréntesis de "no me importa el prestigio y no necesito el cochino dinero de nadie" fue una buena experiencia. Me enseñó una dosis de humildad y le recomendaría a todo el mundo pasar por algo así en algún momento de su vida, pero tenía que terminar. No es que me molestara la libertad, pero sí me dolían los pies y sabía que eventualmente mis gastos iban a ser más que lo necesario para cigarros, celular y 20 simbólicas lucas que aportaba para pagar la luz. Así que, como las editoriales se negaban a aceptar que me necesitaban, decidí buscar "mientras tanto" algo que tuviera al menos vagamente que ver con el cartoncito ese que me dio la PUC..

Pros: A 20 metros de mi casa, horario flexible, fácil, filo con el look (por un tiempo).
Contras: Odio por la gente, sueldo random e ínfimo, acoso sexual semi-tolerado, sin contrato, sin vacaciones, look respetable (al final).
Ganas de vivir: 1


El post se me estaba haciendo eterno y, aunque usted no lo crea, entiendo que tiene mejores cosas que hacer que estar cuatro horas leyendo aquí. Vamos a crear un poco de suspenso dejando hasta aquí la primera parte de este análisis científico y multidisciplinario del estúpidoysensualtrabajoremunerado.

Continuará...