domingo, 15 de junio de 2014

Hay que tener pelotas


El fútbol es una hueá sobre la que hay que tener una postura. Puedes no apoyar a ningún color político, no ser fiel de religión alguna ni pronunciarte sobre el aborto, la legalización de la marihuana o la reforma educacional. Pero si no tienes opinion sobre el fútbol, tus días en esta Tierra están más que contados... especialmente en estas fechas mundialeras.

Camijiiiii, ¿qué opinas tú del fútbol?

Bueno, ya que mis fans inisisten (son 2... y una soy yo), y aunque no me gusta ser autorreferente, les contaré: No me gusta el fútbol. No lo odio tampoco -como lo odiaba, igual que a cualquier cosa de gusto popular, en mi época shuperdarkS adolescente-, pero me importa un pico. Es un deporte como el tenis o el basketball, que en sí no tiene nada de malo ni de emocionante para mí. Jamás veo un partido, no tengo simpatía por ningún equipo y si dicho deporte desapareciera de la faz de la Tierra no se me movería ni un pelo.

La única excepción son los partidos de la selección en el mundial. Tampoco me pinto la bandera chilena en la cara ni hago un asado por la ocasión, pero veo los partidos con atención y celebro los goles. Hasta trato de entender las reglas que se me escapan y opino si el árbitro está comprado o no. Esto porque encuentro que una dosis de, digamos, 3-4 partidos cada 4 años es más que suficiente para mi nula necesidad pelotera. Igual me gusta el tema de que esté prácticamente todo el país pasándola bien sanamente y en la misma onda, porque una de las hueás que odio del famoso deporte es que la gente se enyeguezca y quiera matar a los demás por un deporte culiao donde un equipo equis le mete más goles a otro equipo equis. Para el mundial somos todos amigos y queremos que ganen los mismos. Y si hay picoteo incluido, mejor.

Ídola.

Pero el fútbol y el mundial tienen varias hueás odiosas que no entiendo por qué tanta gente insisite en encontrar inofensivas/normales/laraja.

1. Los hinchas: Puta que huevean, hueón. Un tiempo me pasó que cada vez que salía de noche JUSTO había partido y JUSTO una barra brava se tomada el paradero o la micro o el vagón de metro en el que andaba. En este tiempo consideré seriamente vestirme de gris o verde flúor para que nadie pudiera asociar los colores de mi ropa con su equipo némesis y me dejaran desangrada en la cuneta. Es como whygodwhy, hueón. Por qué tanto grito y salto (SALTAR EN EL METRO conchemimare) y estar completamente borrachos a las cuatro de la tarde en la calle. Si ya estos mismos personajes joden con su mera existencia de cumbiayreggaetónsinaudífonoseneltransportepúblico, en masa y bramando cómonotevoyaquerer a todo pulmón por 45 minutos es para acribillarlos. Pero en la guata, para que tengan una muerte lenta y dolorosa.

2. Los hinchasmacheteros: Esta sub-especie del hincha está probablemente en mi top 10 de las personas/situaciones/especímenes que generan mi odio más profundo y venenoso. Onda, que un hueón con su polera de la U en el suelo me diga "flaca, una moneíta pa ir a ver el partido" me puede perfectamente cagar el día; paso la siguiente media hora comiendo mierda por su culpa, y ni siquiera el hecho de que me hayan flaqueado lo compensa. YO TRABAJO, MACHETERO CULIAO. Yo no me siento en la escalera del metro con mi polera Chanel que no tengo a pedir "flaco, una moneíta pa ir a la semana de la moda de Milán". Si vai a pedir plata en la calle, espero que mínimo estés mutilado, seas de la tercera edad, sufras una enfermedad incurable de tratamiento carísimo que no esté en el auge y me mientas diciendo que es para almorzar aunque todos sepamos que es para comprar neoprén. Pero, la dura, hasta que yo no pueda lucrar con un "Flaco, una moneíta pa'l concierto de Green Day", que ningún mierda pretenda que les de ni 2 pesos de MI plata para ir a sacarse la chucha con otros macheteros a su cagá de partido que a nadie le importa una raja. ¿Ven? Ya me dio rabia la hueá.

3. Los equipos: No entiendo la distribución de los equipos de fútbol. No sé si te tocan como tu signo del horóscopo, si se te asigna azarosamente cuando te inscriben en el registro civil o si eliges y lo marcas al renovar el carné al ladito de donde se pone si eres donante de órganos. Y menos todavía entiendo la pasión visceral que cada equipo despierta en su determinada hinchada. Les informo: son todos iguales. Todos. Iguales. No es como que, no sé, seas fan de un grupo de música: será porque te encantan sus letras, porque sus canciones son pegote, porque eres un músico muy sabio y te sorprende su nivel o porque el vocalista es un mijitorrico por algún otro motivo más o menos razonable. Al menos puedes decir "mira, es que este grupo me gusta por tal hueá y es distinto del otro grupo por esto". Con los equipos no tiene ningún sentido porque son absolutamente la misma hueá con uniformes de distintos colores. Por último entiendo que apoyes a, no sé, el Pichilemu F.C. porque son de tu pueulo. Pero qué chucha motiva el odio imperecedero entre los hinchas de la U, del Colo y de la Cato es una hueá superior a mí.
Y por eso es que me gusta el mundial, porque al menos apoyai a tu país en un impulso xenofóbico que todos más o menos podemos entender.

4. Los jugadores: Odio que ganen tanta más plata que yo. Qué rico que tengan un talento especial para determinado deporte y qué rico que este deporte sea tan popular que puedan desarrollar una lucrativa carrera profesional en él sin tener que pedirle plata a Farkas para comprarse las zapatillas. De corazón les digo, lo encuentro bakán y ojalá más gente tuviera esa oportunidad en otros ámbitos. Pero eso no significa que tengan que transformarse en estrellas, modelos de vida y, sobre todo, de estilo. Admito que prefiero el peinado del bistec hipster que está de moda este año a los rapados con diseño de líneas y estrellas de épocas no tan remotas. Pero igual, que alquien (ejem mimejoramiga) haya en algún minuto de su vida encontrado mino a un especímen como Toselli única y exclusivamente porque jugaba fútbol en un equipo, no me acuerdo cuál, conocido, me parece aberrante. Es como, hueón, si Gary Medel no saliera en la tele, cualquiera que se lo encontrara en la calle se cambiaría de vereda. I would.
Y, por último, inscriban a los cabros en un par de talleres con un fonoaudiólogo. No quiero poetas peloteros, pero por lo menos que se les entienda cuando hablan en púsblico igual sería como un plus.

5. Los comerciales: Esta es una lacra mundialera. Así que, si algún publicista me está leyendo, porfa en cuatro años más NO HAGA COMERCIALES DE LA ROJA PARA SU MARCA. Honestamente, las hueás son tan iguales que uno no tiene pico idea de si están publicitando chuletas, teles o celulares. Y, no sé, pero como que desde mi ignorante punto de vista tengo la idea de que la gracia de un comercial es que el cliente potencial reconozca qué chucha le están tratando de vender para que se endeude comprando dicha inutilidad. Así que no más gente viendo partidos en polera roja, por fa.

6. Las vuvuzelas: Son LA lacra mundialera. Estos artilugios del mal salidos del más profundo de los pozos del Averno deberían estar penados por todas las leyes internacionales. Fuck you, Sudáfrica 2010.

2 comentarios:

  1. Hilarante, lástima que te vas a tener que esconder de los hinchas, cambio de identidad y ese tipo de cosas

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    1. al menos en nuestra cueva no hay hinchas #cómonolovoyaquerer

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